Todo tiene una sombra… Todo tiene un lado oscuro, y tú no eres la excepción, más allá de qué tan reconocido esté aquello para ti.
La sombra no es algo malo ni bueno. Sólo son los aspectos de uno mismo que están menos integrados, trabajados, reconocidos, conscientes, utilizados, aceptados y abrazados.
“Prefiero ser una persona entera antes que una buena persona” es una frase de Carl Jung, muy representativa de la finalidad del trabajo con la sombra. Tu concepto de quién eres no es lo mismo que lo que realmente eres. La realidad de tu ser no se ve afectada por las ideas y creencias que abrigas al respecto.
Por lo tanto, es importante reconocer e integrar esas partes que han sido relegadas a la oscuridad, porque eran demasiado dolorosas, vergonzosas o simplemente difíciles de aceptar como parte de ti.
Ahora, si esás interesada(a) en este proceso de auto-descubrimiento y desarrollo, la pregunta es ¿cómo lo hago para integrar mi sombra o lado oscuro?
Lo primero es IDENTIFICAR TU SOMBRA. Una pista muy útil está en todo lo que te produce mucho disgusto o admiración en otras personas. El disgusto señala aspectos de tu personalidad que has rechazado por tener una connotación negativa, y la admiración apunta hacia lo que consideras externo y lejano a tus posibilidades. Sin embargo, tanto las cualidades que admiras como las que rechazas están en algún lugar de tu mente como posibilidad, es decir, como potencial.
A veces puede ser rechazo y admiración al mismo tiempo. Por ejemplo, si tu parte violenta y agresiva se encuentra en la sombra, podrás describirte como una persona no-violenta, pacífica y conciliadora. Podrías ofenderte fácilmente por reacciones aparentemente violentas de parte de otras personas, criticar aquellas conductas, y hacer juicios negativos al respecto. Y al mismo tiempo, puedes sentir admiración y un extraño placer al ver películas de guerra o de gánsters. El rechazo y la atracción suelen ser indicadores de algún aspecto de ti que fue excluido de tu auto-imagen, y en cambio ha sido proyectado “ahí afuera”.
Ahora te podrías estar preguntando ¿para qué complicar más las cosas, si con la idea que ahora tengo de mí mismo la vida va bien? En realidad, la vida no va tan bien, porque es una identidad fabricada en base a una parcialidad de ti mismo, una máscara que requiere trabajo sostener.
Este ejercicio no es para hacer la vida más complicada, sino más simple. Una vida más en sintonía con la realidad requiere menos esfuerzo. Para ilustrar esto, imaginemos que un árbol de manzanas quiere creer que es un árbol de limones. Para ello tendría que invertir gran esfuerzo para sostener en pie la idea de que es un manzano. Una imagen fabricada necesita ser sostenida. La verdad, en cambio, sólo es, y no requiere mayor intervención. Es lo que es. Simplemente es, sin que tengamos que hacer nada para ello.
Así mismo, lo que tú eres va más allá de lo que te gustaría creer que eres. Eso incluye todos tus reales atributos, tanto los que prefieres y reconoces como tuyos, como los que no te agradan o no reconoces como parte de ti.
La sombra no necesita ser “mejorada” o “trabajada”. Se trata de hacer consciente los aspectos no reconocidos de tu propia personalidad, más allá de si te gustan o no. Al admitirlos como parte de quien eres, se vuelven disponibles como recursos que pueden ser conducidos hacia fines constructivos y creativos.
Por ejemplo, si tienes un lado agresivo que no está reconocido, admitir ese aspecto como parte de tu personalidad (integrar), podría usarse como una fuerza al servicio de una causa, de poner límites claros en tus relaciones, o de perseverar en lograr algo que requiere insistencia y tenacidad. Y así, cada atributo puede ser utilizado constructivamente en la medida que es hecho consciente e integrado.
Por definición, no sabes lo que no sabes, y por lo tanto, no sabes qué es eso que está en la sombra, hasta que lo ves. Y cuando está visto, ya no está en la sombra. Es así como funciona. No sabes lo que vas a encontrar. Entonces la invitación que te hago es a dejar de dar por cierto que sabes todo lo que hay que saber con respecto a quién eres, tus cualidades y motivaciones. Deja de aferrarte al pequeño concepto que tienes acerca de tu identidad, y ábrete a la posibilidad de que eres un misterio. Esta actitud mental puede ser de gran ayuda en el descubrimiento y aprovechamiento de tu potencial completo.
Una manera de acercarse al descubrimiento de lo que hay en tu sombra es poner atención a lo que te causa rechazo, repulsión o admiración y atracción en otras personas. Presta mucha atención y haz una lista de todos estos atributos. Poco a poco, en la medida que vas construyendo presta atención a las distintas formas en que estas cualidades se expresan en ti también. Podrás verlo mejor si mantienes una actitud de apertura mental radical, y una disposición a atravesar la incomodidad de no saber quién eres. En realidad no hay nada que perder y mucho que ganar, porque aunque creas saber quién eres y te aferres a ese concepto, la realidad de que NO LO SABES, sigue siendo el caso.
Conócete a ti mismo, reconoce tu lado oscuro.
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